Con la experiencia de más de 60 años realizando obras de arte para el Culto Católico y la alta capacitación profesional de nuestros maestros orfebres, instruidos en todas las técnicas artesanales desarrolladas a lo largo de la historia, podemos ofrecerles el trabajo más profesional y cualificado en la realización de cualquier tipo de restauración de sus objetos de orfebrería.
Con el uso y el paso de los años, verdaderas obras de arte, antiguas o contemporáneas, sufren deterioros y pérdida de acabados que menoscaban el valor material que originalmente tuvieron.
En nuestros talleres, estamos altamente capacitados para restituir a su obra de arte la belleza y el valor que tuvo en sus orígenes, atendiendo a los mismos criterios de construcción y utilizando los mismos materiales y técnicas que en su día fueron empleados por su creador.
De esta forma les aseguramos que su obra de arte no será nunca alterada, manteniendo así la regla de oro del arte de la restauración.
Como es sabido, en la Catedral de Santiago de Compostela (España), un gigantesco incensario es “volado” en la misa de Peregrinos cada semana desde los orígenes de dicha peregrinación. Actualmente son dos los Incensarios que desarrollan esta espectacular celebración.
Uno data de 1851, realizado por el orfebre Losada, y otro, totalmente de Plata de Ley, fue realizado en nuestros talleres en el año 1971 como réplica del anterior de 1851.
El de 1851, realizado en bronce en su totalidad y recubierto de plata, con el paso de los años y su uso continuo, ha sufrido numerosos desperfectos que, de forma poco profesional, fueron siendo reparados, en múltiples ocasiones por artesanos poco cualificados.
Siendo ya su estado muy deplorable y habiendo tenido la experiencia de la fabricación de la réplica en Plata de Ley, fueron requeridos nuestros talleres para estudiar su restauración total con la expectativa de retornarle a sus orígenes y a su vez, recuperar el estado de seguridad que requiere este objeto (insignia de nuestra orfebrería en España) que en el ejercicio de su voladura, adquiere una masa de inercia equivalente a los 1000 kg de peso.
Hoy podemos decir con orgullo, que la restauración nos fue asignada y en la Semana Santa de 2006, este emblema de la Religión Católica volvió a “volar” la Crucería de la Catedral luciendo su aspecto original y dotado de la máxima seguridad, tal y como fue concebido y realizado en 1851 por el orfebre Losada.
Este bellísimo cáliz se encontraba en su estado original, pero muy
mal conservado.Algunos de sus esmaltes habían saltado y le
faltaban algunas piedras. Estaba torcido y le faltaba el armazón
interno que sostenía todas las piezas.
Tras un análisis minucioso se inspeccionaron todas las piezas, y aquellas que faltaban se fabricaron de nuevo. Se restauraron todos los esmaltes y se equipó el cáliz con la estructura interna que requería. Por último, tras un esmerado pulido a mano, se recuperaron sus acabados originales aplicando dorado electrolítico de 24 quilates, devolviendo así a la pieza toda su riqueza artesanal.